Dos pistolas de agua, de Ya nos pondremos de acuerdo y otros relatos (Se bomo zmenili in druge zgodbe, 2012) de Cvetka Sokolov
Este libro de relatos está repleto de situaciones cotidianas y los desafíos livianos que pueden resolverse con la ayuda del humor. También en Dos pistolas de agua. Sobre las pistolas de agua con las que, como dicen los padres, los niños se disparan más o menos en serio, especialmente cuando los padres no están cerca. ¿Hay algo de malo en ello?
Dos pistolas de agua
Cuando ya casi me había resignado a que Metodio y yo nunca tendríamos pistolas de agua, ¡conseguimos de forma inesperada cada uno una! Nos las regalaron el señor y la señora que ponen en vacaciones su caravana al lado de la nuestra cada verano. Imagínatelo… habían comprado las pistolas para mojar a las fastidiosas gaviotas que hacían caca en su caravana, la arañaban y a menudo les hurtaban alguna exquisitez de la mesita.
—No sirve de nada —suspiraron—, no se las puede espantar. Por eso os regalamos las pistolas.
Sabía que mamá y papá lo estropearían todo.
—¿Saben qué? —empezó papá.
—En nuestra casa no se juega con armas —completó mamá.
—¡¿Con armas?! —se extrañaron sinceramente nuestros vecinos de la playa—.
¿Con qué armas?
—Pues… con pistolas, escopetas y cosas así —aclaró papá.
—¡Pero si esto no es una pistola! —exclamaron al unísono el señor y la señora.
—. Esto es… esto es…
—¡Como si llenases una jeringuilla con agua y mojases un poco alrededor!
—se le ocurrió a la señora—. Para divertirse, ya saben.
Papá y mamá se miraron.
—Bueno, yo no diría que me recuerda a una jeringuilla precisamente… —dijo papá—. Pero si de verdad solo se van a mojar…
—¡De verdad, de verdad! ¡Lo prometemos! —gritamos.
Cumplimos bastante la promesa. Solo a veces, cuando no se veía por las cercanías ni a mamá ni a papá, también nos disparábamos un poquito en broma.
¡Pam, pam! Pero esto lo hacen todos los niños de tanto en tanto; al menos eso es lo que afirma mi mamá. La escuché con mis propios oídos mientras hablaba de ello ayer por la noche con papá.