De Solo cinco minutos más (Samo še pet minut, 2021) de Patricija Peršolja
El tiempo siempre es precioso, sobre todo cuando lo pasas con las personas que más echas de menos, aunque todavía tengas que conocerlas. Cuando llaman a tu puerta, el mundo se vuelve del revés. Incluso aquellas cosas que no podías entender hasta hoy, acaban teniendo sentido. En el álbum Solo cinco minutos más la autora habla sobre las familias monoparentales y el abandono de los niños por parte de uno de sus padres. El protagonista, junto al lector de este precioso álbum, se pregunta sin moralizar por qué pasan estas cosas y las respuestas que podemos intuir detrás de ellas no procuran ser ni fáciles ni sencillas.
SOLOS estábamos mi mamá y yo.
Vivíamos con la abuela y el abuelo hasta que ellos volvieron a reunirse en la Vía Láctea, como le gustaba decir a mi mamá. Luego el hermano de mi madre vendió la casa de los abuelos y los dos viñedos para comprarse un coche más rápido y construir una casa más o dos. Con mi mamá terminamos en la ciudad. No estaba mal, sólo que yo necesitaba más tiempo para sentir en la gente CORDIALIDAD.
SOLO estaba un sinfín de veces, pues mamá trabajaba constantemente.
No tenía ordenador ni nada parecido, porque vivíamos con modestia. Pasaba mucho tiempo conmigo mismo. Era cuando más echaba de menos A MI PAPÁ.
Deseaba tanto que volviese con nosotros, que estaba dispuesto a perdonar y olvidar que nos había abandonado. A mamá esto no se le daba tan bien. Por eso, a veces estaba enfadado también con ella. Entonces, rompía algún vaso o derramaba leche. Lo hacía a propósito.
SOBRE ÉL no me dijeron muchas cosas, a pesar de que siempre estaba preguntando. Una vez, la abuela me dijo que era un trotamundos, y el abuelo afirmaba que trabajaba de artista en un circo ambulante. En una ocasión, le escuché a mamá decir que mi papá era un cobarde. PERO NUNCA PUDE CREERLE.