Poemas de Matej Bor
TRES ADIVINANZAS
Palabra
A veces corre, a veces cojea,
canta aquí, allá ruido hará
ahora es fea, ahora es bella
ahora tiene dos caras.
Sueño
Sus alas brillan como
las cimas de las montañas con nieve,
tus alas se apuran
como a través del mar las nubes,
y con esas alas cabalgás,
como tu corazón desea,
que no fuera donde vagás
por el mundo, que es y no es.
Tumbas
Se abren y cierran,
todo aceptan, nada eligen,
aunque son mudas, igual hablan,
finalmente, todos los senderos a ellas se dirigen.
Partisano
Cuando de casa me vaya
en el fardo no me atés
el pan de centeno,
cuando de casa me vaya
en el brazo no me apretés
el crucifijo de madera.
Cuando de casa me vaya,
en el vaso no me servís
vino efervescente,
cuando de casa me vaya,
con lágrimas no mojés
un rojo clavel como este.
Cuando de casa me vaya,
que la vista clara sea,
no la quiero cubierta de niebla
cuando de casa me vaya
en el corazón echá solamente
la furia del hielo.
Hombres de negro
—¿Qué quieren, mamá, estos hombres de negro?
¿Por qué tan mal nos observan a nosotros?
—Vinieron los hombres esta noche por nuestra vaca.
No llorés, mi hijo. No temás por nada.
—¿Pero por qué nosotros con ella? Y bullí en el miedo.
Oh, mamá, tengo tanto miedo.
—Sabés, la vaca estaría mal sin nosotros.
Por esto, ustedes vienen con nosotros.
—Entonces, tras ella, al pueblo vayamos.
¿Por qué en el prado de los vecinos girábamos?
—Sabés, papá a ella pasto le va de cortar,
por lo que no tendrá hambre al alba asomar.
—Ah, mamá, que no corta el pasto ¡Mirá!
que el pozo cava ¡Por qué! ¡Contá!
— Sabés, en él va a plantar un extraño árbol,
con flores rojas que en él florezcan.
— Y cuando yo sea grande, mamá,
el árbol estará lleno de flores allá.
—Todo lleno, mi hijo…pero ahora apretate
junto a mi…no mirés más…cerrá los ojos.
— ¿Te vas a dormir, mamá? ¿Lo harás?
Ambos vamos a dormir en medio de las flores rosas.
— ¡No puedo dormirme, mamá! ¡Ay!
¿Qué te hacen los hombres negros de ahí!
_ ¿Por qué giran sus rifles hacia nosotros?
¡No los mirés, oh, mi hijo! Aún queda un poco más.
Entonces todo estará bien y pasará
y nadie podrá dañarnos más.
Y cuando se levantó la luna roja
ya no tenía más miedo a nada el hijo,
no van a haber más hombres de negro por ningún lado,
en el prado de los vecinos hubo otra vez paz.