De Juegos (Igranje 2012), de Stanka Hrastelj
Marinka, la protagonista de la novela Juegos (2012), de Stanka Hrastelj, tiene mucho tiempo libre después de perder el trabajo que siempre había deseado tener. A pesar de sus intentos de entretenerse con sus recuerdos y la lectura, no puede conciliar la paz consigo misma, de ahí que decida empezar a trabajar en una revista del corazón. Pronto se da cuenta de que tampoco esto podrá satisfacerla, dado que los temas de la revista no la interesan en absoluto. Esto provoca una pérdida de contacto con la realidad. La protagonista pronto empieza a padecer una esquizofrenia a la que se agarra de tal manera que cada vez se cierra más en su mundo, lleno de voces y delirios, intentando, a la vez, mantener el contacto con la realidad, haciendo como si no le pasara nada. A lo largo de la novela la autora expone las luchas íntimas del individuo con la esquizofrenia, en lo cual entreteje lo trágico y lo cómico, dejándole al lector la decisión sobre los acontecimientos que siguen a la cura de la enfermedad.
Rosas
Has engordado un poco, ¿verdad?, soltó Erik mientras yo estaba bajo la ducha y él se lavaba los dientes, tal vez un poco, no me he pesado, le digo, pero no lo sé con exactitud, un kilo setenta, en un mes, desde que no voy más al trabajo y no hago ejercicio, echo un poco de menos el deporte, aunque el trabajo es lo que más echo de menos en este mundo, pero no quiero encontrarme con antiguos compañeros, por eso está bien como está, ya se me ocurrirá algo a nivel individual, tal vez hacer yoga, no lo sé, tengo que ver si hay algo libre, será difícil, pues febrero es mitad de la temporada para este tipo de cosas, Erik, ¿esta noche toca la exposición de Polič? Esta noche, sí, pero no vamos, Irena tiene el estreno a las seis, y la exposición estará abierta por lo menos hasta mayo. La representación de Irena no me interesa ni lo más mínimo, sé que han hecho una comedia, y, si no es una comedia, es un melodrama, una fórmula trillada, no me apetece ir, los papeles principales siempre se los reparten los mismos, ya veo que en el escenario aparecerá el mismo tipo torpe de siempre con su defecto de pronunciación, el público hace esfuerzos durante toda la velada, aguzando el oído porque no se le entiende, y, sin embargo, después de la representación le aplauden porque es un funcionario del barrio, luego siguen las charlas de varios presidentes y representantes, después los actores expresan sus agradecimientos uno tras otro, a los patrocinadores, a los donadores y al bodeguero que una vez trajo dos litros de tempranillo a los ensayos, a las amas de casa que han hecho algún bizcocho para los actores, a la compañera de la asociación que ha hecho un par de fotos para el archivo, la gente aplaude, está encantada, la pésima representación se alarga y convierte en un desfile exhibicionista, preferiría ir a la exposición, estimo las obras de Polič, lo sigo desde hace años, desde que nos conocemos, aunque no me había imaginado que se desarrollaría así, cada exposición suya me asombra, me gusta su manera de plasmar las capas de distintos colores, las de arriba más claras, descubriendo las de abajo y al mismo tiempo velándolas, los colores no se irisan, no se mezclan, los tonos se modelan con las capas de color que hay debajo, en el fondo no puedo describir su trabajo, se trata de arte figurativo, pero pasa a lo abstracto, eso es lo que me gusta, sobre todo me gusta poder ser capaz de reconocer lo que investiga, cómo cambia su actitud hacia el espacio, también sé que se ha esforzado de forma excepcional para esta exposición, ha presentado su candidatura para ser miembro de la Asociación de Pintores Eslovenos, yo preferiría mucho más escuchar al comisario artístico y ver los cuadros a estar sentada en el comedor escolar debajo del escenario, Erik, si salimos pronto, podemos acercarnos y comprarle un ramo de flores a Irena antes de que empiece la función.
En la floristería, nos encontramos con mi jefe, con mi ex jefe, estaba comprando rosas para su mujer, me imaginaba que un día antes o así le habría comprado a su amante algo mucho más valioso, es posible que se trate de alguna regla que nadie ha escrito, por el precio de una décima parte de lo que cuesta el regalo para la amante hay que comprarle un regalo a la esposa, un diez por ciento, entonces como si fuera una propina, a un camarero le damos una décima parte de lo que figura en la cuenta, pero las rosas no son baratas, ¿le habrá amenazado la amante con dejarlo? Lo pensé de forma descarada, tal vez fui muy injusta con él, tal vez su mujer y él tenían un aniversario de boda o ella celebraba su cumpleaños, veo que caigo en pensamientos muy feos hacia determinadas personas, si hay algo de ellas que me molesta, y a Irena sólo le saco defectos, por eso tampoco me puede gustar su interpretación, aunque hay que reconocer que realmente actúa mal, mi jefe es un hombre bien correcto, no tengo nada que reprocharle, pero podríamos habernos saludado sólo con un hola, ¿qué tal?, no fue necesario decirme que me echaban de menos, que todos me echaban mucho de menos, que no era lo mismo sin mí, podría haberse saltado estas palabras simplemente, y también la pregunta de si había cambiado de opinión sobre la propuesta que él me había hecho, yo preferiría que Erik y yo viviéramos en otra parte, es sumamente desagradable encontrarse con ex compañeros, anoche soñé que Erik lo llamaba por teléfono, rogándole, suplicándole que encontrara algún puesto para mí, lo que fuera, aunque fuera en una ventanilla de información, hasta que no surgiera algo mejor, no sé si de hecho grité, pero sí grité soñando,grité como para romperme las cuerdas vocales, no volveré, no quiero volver, no volveré nunca más, Erik se despertó, me dijo: todo está bien, Marinka, sólo ha sido un sueño, aquí estoy, vuelve a dormirte, al día siguiente no se acordaba de nada, por eso no sé si realmente había gritado o no, a la mujer de la floristería le dije qué ramo más bonito ha hecho usted para el señor, por favor, ¿podría hacernos uno igual?
Películas
Empecé con las nuevas para continuar después con las antiguas, con las más nuevas, pero me salté las más recientes, las que aún están echando en los cines, tomé una lista de directores de cine y señalé a ciegas un nombre con el lápiz, y me salió Naberšnik, o sea, El desayuno de los gallos, de 2007, le dije a Erik que iba a empezar con los agentes secretos, porque me acordé de una tarjeta de Navidad con Happy 007, nos reímos, era menester encontrarle un punto gracioso a ese detalle, aunque es triste, y amargo, día tras día mirar al vacío, limpiar aunque todo está limpio, vaciar los armarios e inspeccionar cada prenda de vestir una por una, separarlas y hacer montones, uno para Caritas, uno para tirar, uno para el reciclaje en trapos del polvo, lavar de nuevo las cosas aún servibles, secarlas, plancharlas, doblarlas, colocarlas otra vez en los armarios, y colgar nuevas bolsitas de lavándula, seguir limpiando, tomar gajos de limón y eliminar la cal en la cocina y en el cuarto de baño, decir: ¿sabías qué milagros puede hacer un limón común y corriente?, cuando Erik llega a casa, se esfuerza en mostrar interés y dice, no me digas, efectivamente, no lo sabía, y además es ecológico, reírse forzosamente de estas ocurrencias que ni siquiera son ocurrencias, qué triste, cambiar las macetas de las plantas, salpicarlas con un bálsamo, dejar en remojo la cubertería, en agua caliente con bicarbonato, pulirla hasta sacarle el brillo como debe ser, revisar todas las cajas de zapatos, limpiar los zapatos, embetunarlos, sacarles el brillo, impregnarlos, pegar etiquetas en las cajas, escribir Erik invierno, Erik deporte, Marinka tacón, Marinka lluvia, pensar que todo esto no tiene sentido, pues los zapatos cambian de caja y las etiquetas producirían una confusión perpetua, poner otras etiquetas, tener buenas ideas para escribir frases y citas en latín de gente famosa, levantarme de las cajas y buscar entre los libros, por Internet, copiar frases, Age quod agis, según una definición, todos somos americanos, Žižek, Variatio delectat, Ubi vinci necesse est, expedit credere, llorar por estar haciendo una cosa tan deplorable, llorar rodeada de cajas y zapatos, no responder al teléfono, no abrirle la puerta al cartero, ir a la tienda con Erik, no salir de casa si es posible, si no es urgente, quedarme por la mañana en la cama hasta que todo el cuerpo me duela de estar tumbada, decirme qué maravilloso poder revolcarme en la cama por la mañana, aunque no es maravilloso, es amargo y es superfluo, Erik me dijo míralo todo de otra forma, como si fuera un regalo, ahora tienes la oportunidad de hacer todo lo que deseabas, pero antes te faltaba el tiempo, trata de ponerme de buen humor, aunque la idea no es mala, es perfecta, de verdad puedo hacer algo así, pero dentro de mí no estoy contenta, no sé alegrarme de una forma sincera, tengo demasiada tristeza acumulada bajo la piel, no me acuerdo de nada que pueda hacer, ¿tienes alguna idea? Puedes ver, por ejemplo, todas las películas eslovenas y, así, averiguar por ti misma si realmente no valen nada, como dicen, pero si yo nunca he dicho tal cosa, lo sé, Marinka, también podrías hacer otra cosa, ir a un curso de caligrafía, asistir a clases de español, o hacer algo más dinámico, kick boxing, o empezar a estudiar la cábala, ¡qué sé yo! La idea de las películas eslovenas no es tan mala en realidad, le digo, él se deja convencer, pero en el fondo yo no quería engañarle, sólo que por un tiempo, por lo menos un poco más, no me gustaría tener mucho contacto con la gente, las películas las puedo ver sola, las veía por la noche, Erik me dijo que sería mejor durante el día, cuando él no estaba, para estar así un poco juntos por la tarde, pero no soy capaz, no puedo ver películas por la mañana, como si estuviera en un sesión de cine matutina, las películas son para verlas por la noche, elegimos una y la vemos juntos, luego Erik se va a dormir y yo veo la siguiente, y así sucesivamente, después de Naberšnik le toca a Lapajne, Cortocircuitos, Susurros, hacia la una de la noche me sirvo una copa de vino tinto de un monasterio cartujo de Suiza que Polič trajo hace algún tiempo, Komposition V, merlot, cabernet sauvignon y shiraz, de barrica, salí al balcón, todo estaba tranquilo todavía, la noche me parecía muy bella, el aire olía a fresco, la luna era vieja, menguante, las noches siguientes serían, entonces, cada vez más oscuras, cada vez más negras, tintas como el vino, si las noches son tan negras como este vino, me reí para mis adentros, no será tan terrible, pero sí lo fue, cada día era más negro que el anterior, es verdad que los días eran también más largos, pero eso no me ayudaba, y, además, el cartero empezó a dejarme en el buzón las respuestas a mis solicitudes de trabajo, no cumple con el perfil que buscamos, hemos elegido a otro candidato, le tendremos en cuenta en nuestra base de datos, no reúne las condiciones, gracias por habernos expresado su confianza con presentarse, le falta experiencia en nuestro campo de trabajo, lo sentimos, lo sentimos, gracias, gracias,saludos cordiales, que tenga un buen día, atentamente, en seis semanas recibí una sola respuesta en la que ponía que me convocaban a una entrevista, fui, estaba muy nerviosa, en el fondo se trataba de la primera entrevista en mi vida, pues cuando obtuve mi primer trabajo en el ambulatorio, ya estaba todo apalabrado antes, el puesto de trabajo me esperaba, pues necesitaban a alguien con mi preparación y mis conocimientos, en realidad habían esperado con ganas que me licenciara, o sea, al salir de la facultad, me metí directamente en el laboratorio, aquella primera entrevista sólo fue una formalidad, pero ahora me esperaba por una parte la incertidumbre y por otra un puesto de trabajo bastante bobo, empleada en la ventanilla de la inspección técnica de vehículos, pero sí era un trabajo aceptable para ir tirando mientras no encuentre otra cosa más bien como creada para mí, cuando llegué, había delante de la puerta una cola larga de mujeres, la mayoría era más joven que yo, la secretaria en la sala de recepción nos dijo que habían invitado a la entrevista a todos los candidatos que se habían presentado, setenta y tres, esperé más de una hora, luego entré en un despacho donde, en el lado opuesto de una mesa larga de conferencias, estaban sentados dos hombres jóvenes y una mujer mayor en el extremo derecho, me acerqué con la mano derecha extendida, buenas días, Marinka Paternoster, primero le ofrecí la mano a la mujer, las mujeres tienen preferencia, me lanzó una mirada fea, cruel en realidad, pero a mí me pareció que dar la mano al presentarte en una enrevista era de lo más natural, hasta indispensable, hay que mostrar los buenos modales, pensé, con dificultad aceptó mi mano, luego me disculpé por no saber qué rango tenían los dos hombres en la empresa, si podían decírmelo, por favor, los señores empezaron a titubear incómodos, pero me dijeron sus nombres y que los dos eran directores, la mujer me lanzó una mirada aún más fea y dijo que eso ahora no era relevante y que más tarde tendría la oportunidad de hacer preguntas, luego me dijo que enumerara mis experiencias laborales, señora, pero mi solicitud ya incluía un currículum con referencias, tal y como exigía la convocatoria, y ella expulsó el aire por la nariz con brusquedad como diciendo qué más da, comprendí perfectamente lo que estaba pasando, podrían haber seleccionado antes los candidatos más apropiados y sólo invitar a unos cuantos a la entrevista y elegir entre ellos, pues ser empleado en la ventanilla de la inspección técnica de vehículos es un trabajo bastante sencillo que puede desempeñar cualquiera, la empresa tiene dos jóvenes directores, es obvio que han invitado a todos a la entrevista para que ellos dos les echen una mirada, porque, de todas formas, van a ser ellos dos los que van a elegir, y no ella, la jefa de recursos humanos, también ella era consciente de eso y hacía lo único que le estaba permitido, las candidatas competíamos para obtener el trabajo, para caerles bien a los directores, y ella podía humillarnos delante de ellos, de una forma legítima, de hecho, su trabajo consistía en inspeccionar a los candidatos, encontrar sus puntos flojos, hacer todo lo mejor para la empresa, qué cosa más grotesca, qué farsa, me era obvio que yo no tenía ni la más mínima posibilidad de obtener ese trabajo, tenía ganas de decirles a los directores: hoy están entrevistando a tantas chicas tan capaces y tan guapas, ¿acaso no podrían primero buscar entre ellas a otra jefa de recursos humanos?, sería una cosa muy impertinente de mi parte, y miserable, sobre todo miserable, naturalmente no les dije tal cosa, por la noche tocaba ver las películas de Damijan Kozole, primero Eslovena, Erik se fue a dormir, y yo me puse la siguiente película, El trabajo libera, y sólo cuando vi el título en la pantalla, me di cuenta de su significado, qué casualidad, El trabajo libera, y cuando terminó, la vi otra vez, y luego otra vez, y el final de la película me entristecía cada vez más, y salí al balcón, la luna iluminaba la noche, me parecía que lo más fácil del mundo sería inclinarse profundamente por encima del borde del balcón.
El árbol genealógico
Te echo de menos, me dijo Erik, al terminar de ver juntos la película, no se levantó para irse a dormir como la noche anterior, se quedó sentado en el sofá y dijo que me echaba de menos, callé, me habría gustado decirle aquí estoy, ¿cómo puedes echarme de menos?, pero mantuve silencio, pues en sus palabras también escuché otras cosas que no había pronunciado, escuché una frase de hace unos diez años, deseo dormirme todas las noches con tu cabeza despeinada sobre mi pecho, esta frase se repite desde entonces, todos estos años, como un estribillo entre nosotros, aunque con poca frecuencia para que no se convierta en una frase hueca, Erik la repite, la cambia a veces con decir estoy contento de dormirme con tu cabeza despeinada sobre mi pecho, pero ahora no puede decir la frase de esa forma, pues hace semanas que no hemos ido juntos por la noche a la cama, tal como lo hacíamos durante años hasta ahora, yo, antes de acostarme, me quedo unas horas en la sala delante de la pantalla y veo películas, convencida de estar ocupada con algo, pero esto no es una ocupación, no es una actividad y no trae ninguna satisfacción en la vida, sólo voy alejándome de mí misma y, al mismo tiempo, me aparto también de Erik, de nosotros, qué afición más estúpida he escogido. Voy al cuarto de baño, en silencio, abro la ducha y me digo a ver si el agua me quita de encima el cansancio, si me despoja de las últimas semanas, de todas las noches perdidas, de las horas malgastadas, no sacaré más montones de deuvedés, pero tampoco voy a cortar con las películas, pues ya ha sido suficiente mi corte con el trabajo que tenía, que baste con eso, de ahora en adelante sacaré películas en cintas de VHS, viejas historias cubiertas de polvo, Baile en la lluvia, Carnaval, La balada sobre la trompeta y la nube, La lucha en el sumidero, este tipo de películas, tendré que esforzarme para encontrarlas, ir a por ellas a la Academia de Teatro, Radio, Cine y Televisión, a Ljubljana, salir de casa, moverme del piso, es eso lo que Erik tenía en mente cuando me dijo que me buscara una ocupación, y voy a hacer algo más, le voy a escribir un correo electrónico a mi madre, le voy a pedir que me ayude con el proyecto, cuando ella y mi padre se mudaron para siempre a Dalmacia, dijeron que sólo les interesaba tener paz y su huerto, estaban hartos de aulas y salas de profesores, de maestros, de padres y de alumnos, dijeron que querían descansar los oídos del ruido escolar, no tener ni ordenador ni televisión, sólo libros, el huerto y el uno al otro, con mi madre, sin embargo, me carteo de vez en cuando por corréo electrónico, cuando sale a la ciudad para pasar un momento por la biblioteca y navegar por Internet, esto lo hace a escondidas de mi padre, por lo que conozco a mi padre, él también hará de las suyas, tal vez tenga en su despacho un portátil escondido y ensaya con el AutoCAD, la llave del despacho siempre la lleva consigo y no le permite entrar a mi madre, siempre han tenido un montón de cosas escondidas el uno ante el otro, mi madre siempre dice que si quieres tener un buen matrimonio, tienes que tener por obligación tus propios secretos, no lo sé, esta fórmula valdrá para ellos, pero Erik y yo nos hemos planteado las cosas de otra forma, no tenemos secretos, le voy a mandar un mail a mi madre y le voy a pedir que me escriba los nombres y los datos de nacimiento de todos nuestros antepasados que recuerde, que me apunte todos los datos que pueda, todo lo que se le ocurra, todo lo que le venga a la memoria, lo que pueda recordar, bodas, funerales, mudanzas, y que papá también haga lo mismo, haré un árbol genealógico, iré al archivo y buscaré nuestras raíces del pasado, a ver hasta dónde puedo llegar, tal vez hasta los tiempos de Napoleón, me hace ilusión ya sólo pensar en los fragmentos menudos que aparecerán y que iré acoplando como si fuera un rompecabezas, me traslada al pasado de hace quince años, cuando, en el Instituto, Hana me contaba que su padre investigaba la historia de su familia y que ella le ayudaba, sonaba fenomenal, esa misma semana fui de visita a su casa para saber cómo se le quitaba el polvo a la historia, en la pared habían pegado un póster, al pie había fotos de ella y de su hermano, encima de ellos, fotos de su padre y de su madre, encima de cada uno sus padres respectivos, abuelos de Hana, y encima de cada uno otros dos nombres, fechas de nacimiento, y alguna que otra foto esparcida, más alto, en la zona de la cima, había lugares sin ocupar, rastros que se perdían, pero que no estaban perdidos, el padre de Hana iba al archivo episcopal y buscaba allí los nombres, los nombres de los trastatarabuelos y las trastatarabuelas de Hana, entonces me dije a mí misma que algún día yo también investigaría mi propio árbol genealógico, recordé la sensación con la que contemplaba el póster, si me pongo a hacer el mío, el nuestro, tal vez vuelva a ser feliz como una niña, tal vez eso me traiga la alegría y me ayude a distraerme de las respuestas negativas a mis solicitudes de trabajo, yo también iré al archivo episcopal y tocaré libros centenarios, leeré anotaciones centenarias encontraré los nombres, a mi propia gente, mi propia sangre, esto es lo que haré, mañana mismo le escribo un mail a mi madre, deseaba que las últimas semanas se fuesen con el agua y dejasen lugar a semanas nuevas, diferentes.
Cuando me dirigí al dormitorio, Erik estaba allí, junto a la puerta, sonriente, me abrazó fuerte, me susurró al oído, no me diga, madame, que tiene la intención de meterse en mi cama, no protestará, monsieur, en absoluto, madame, llevo tiempo observándola, me gusta desde hace tiempo, madame, durante todos estos largos días he estado esperando y anhelando su cercanía, durante largos días he estado aguardando y ahora está usted aquí, mon amour.
Erik se quedó dormido, yo no podía, trataba de recordar las fechas de nacimiento de mis abuelos, las fechas de bodas, después mis pensamientos pasaron a las historias que me había contado mi abuela sobre cómo sus bisabuelos construyeron un caserío, el primer apellido de aquella familia era Ambrož, tuvieron tres hijas, dos se casaron con hombres de pueblos vecinos, mientras que su abuela se quedó en casa y se malcasó con un tal Hočevar, y este, mi tatarabuelo, era un borracho, la bebida le costó perder casi todos los bienes, su abuela hizo las maletas y se fue con su hija a vivir al pueblo de Hrastnik, trabajaron las dos en una fábrica de vidrio, empaquetaban vasos, la hija se crió allí y encontró a un muchacho trabajador y honrado, se casaron y se fueron por unos años a Alemania, él trabajaba en una mina junto a la frontera francesa, hasta mi abuela preparaba comida para unos cuantos mineros, en Alemania nació su hermano, los demás hijos nacieron en Eslovenia, la pareja era trabajadora y ganaron bastante dinero, volvieron a la casa de ella, trajeron el tercer apellido, compraron terrenos que mi tatarabuelo había perdido, un pedazo de tierra tras otro, pero aún faltaba mucho para recuperar todos, por eso las parcelas están tan dispersas, me dijo mi abuelo a modo de disculpa, algo es, pensé, es parte de mi historia, parte de mi relato, son los datos con los que podré contar en la investigación de mi genealogía, pero qué hago con otras historias, dónde, en la genealogía, se anota que yo peinaba a mi abuela, ella se sentaba en la silla en medio de la cocina, se quitaba el pañuelo, yo le deshacía la trenza canosa y peinaba su pelo largo y delgado, qué feliz me sentía con aquella tarea, con poder tocarla, la toqué en tan pocas ocasiones, me parecía una falta de respeto, me parecía indigno molestarla, la admiraba de cerca, pero sin tocarla, incluso la trataba de usted, mi padre la trataba de usted, todos, tratábamos de usted a los dos, a ella y a mi abuelo, así que lo de peinar era, para mí, un privilegio grande y distinguido, pero peinar a la abuela no entra en la genealogía, estas cosas no se apuntan, se guardan en un lugar profundo de uno mismo y no se cuentan a nadie, y cuando yo ya no esté, no quedará ni una anotacion ni un recuerdo de aquel hecho, ni de sus palabras que nunca entenderé, pobre Marinka, que tú tengas que peinarme.
Suerte
A lo mejor no significa que encontrar un trébol de cuatro hojas te traerá suerte, a lo mejor significa, simplemente, que te fijas demasiado en el suelo, que no andas muy derecho, que te falta orgullo, no lo sé, ¿hubo alguna vez un gran personaje, alguien como Alejandro Magno, Julio César, Gengis Kan, que además de cambiar la geografía y la historia presumiese de su colección de tréboles de cuatro hojas?, abriendo la puerta del coche, vi el trébol, lo arranqué y lo puse entre las páginas de mi agenda, me fijé en la fecha de hoy y vi que justo hoy hace un mes desde que abrí el primer registro civil en el archivo y en todo el mes no he llegado muy lejos, ¿o sí?, tal vez me parezca ahora así, ya que llevo un tiempo haciendo un paso hacia delante y dos hacia atrás, cuando las cosas ya no se mueven para nada, cuando hay tantos callejones sin salida abiertos, pero por otra parte, pensándolo bien, esto no es verdad, sí he llegado lejos, a todos esos Hočevar in Ambrož les he encontrado nombres, fechas de nacimiento, fechas de boda y fallecimiento, el número de sus hijos, hermanos, he encontrado otros trece apellidos que han venido a formar parte de la familia, me quedé asombrada al ver con cuánta frecuencia morían los niños antiguamente, he visto que en muchos casos los hombres eran bastante más jóvenes que sus esposas y que se casaban a una edad muy tardía, también he descubierto que mis padres son parientes, tercer grado de parentesco en línea recta, como se dice, que son primos lejanos como dice Erik, mi abuela diría hijos de primos, mi madre no lo sabía y mi padre dijo que algo sí que le sonaba, eso me facilitó el trabajo, de repente dos ramas se juntaron en una, lo cual es muy corriente, dijo el archivero, ya sabe usted cómo eran los de la Casa de Habsburgo, pues sí, pero en su caso se trataba de conservar la sangre azul, le dije, ya, ya, dijo él, pero ésta no era la única razón de matrimonio entre personas que eran deudos cercanos, después me fijé con más detenimiento en las anotaciones de los registros de matrimonio, era verdad, no era nada raro que los clérigos pasaran por alto el parentesco de segundo grado, ¿qué les impulsaba a tal cosa?, he descubierto también que un tío tatarabuelo mío vivió y murió en Estambul, reflexioné sobre él, ¿qué le había llevado hasta allí?, ¿cómo se vestía allí?, ¿qué lengua hablaba y en qué lengua soñaba?, he visto que había tías solteronas que vivían con la familia, tal vez no había dotes para ellas y por eso se quedaban solas, he visto que los Ambrož tenían una criada que a los dieciséis años había dado a luz a un hijo ilegítimo y que él luego también se apellidaba Ambrož, ¿el señor de la casa era su padre?, ¿cómo se miraban la señora, su mujer, y la criada?, a lo mejor los dueños adoptaron al niño, sí, esto no es poca cosa, en absoluto, pero ahora poco a poco diré que es suficiente, que no voy más allá, he estado abriéndome camino a duras penas entre esas escrituras difícilmente legibles, entre las páginas estropeadas, anotaciones pálidas, hasta he aprendido leer otra letra, la gótica de manuscritos, he ido al archivo donde siempre he tenido la sensación de que un hombre me mira con un desprecio total, allí estaba todos los días, sentado todos los días en el mismo sitio, los del archivo me contaron que era un famoso estudioso de genealogía, que investigaba apellidos y creaba árboles genealógicos, también por encargo, que podía dirigirme a él y él me ayudaría, no les dije que estaban muy equivocados, que él no podría ayudarme, pues en mi caso no se trata de mis antepasados, sino de mí misma, tengo que salir de casa y hacer algo, por lo menos dos o tres días a la semana tengo que salir del piso y hacer esto, para que no me atrape la tristeza, y el genealogista no podría hacer esto en mi nombre, pero poco a poco será suficiente, quisiera detenerme, me gustaría levantar la cabeza de nuevo, fijar mis ojos en un punto que sobrepase la altura de los tréboles, Erik y yo, así como Hana y su padre, hicimos un póster gigante de mis antepasados, lo pusimos en el suelo del salón y lo contemplamos en silencio durante unos minutos, Erik señaló los nombres en el lugar más alto del póster, mira, estos nacieron todavía como siervos, tampoco debieron de ir a la escuela, probablemente no sabían ni leer ni escribir, y aunque había podido encontrar a mis parientes de la época de José II y aunque ahora mi marido y yo contemplábamos sus nombres, tenía la sensación de que ante nosotros sólo había algo abstracto, una lista de unas treinta personas, y de que sus huesos y su carne y su corazón, todo lo humano de ellos, se habían secado y reducido a un nombre, apellido, fecha y lugar de nacimiento, fecha y lugar de defunción.