De Čečica, turbada por amor (Čečica, motnjena od ljubezni, 2014) de Barbara Korun
¿Y si le entrego a Miha kilómetros
de este tipo de escritura?
La HOJA susurra.
También mi lápiz susurra
y los pasos susurran.
Ha venido a verme Romilda.
Al llegar he encontrado en la repisa
en una taza de porcelana
una blanca ala de mariposa nocturna
con un ojo de oro.
“Todo es poesía.”
escribió Kosovel
a quien he traído conmigo
en la cabeza o en otro lugar dentro de mí
imperceptible desde fuera.
Si bien:
A Regina se la ve. En la portada:
su mandíbula ensangrentada
después de la intervención dental,
8 empastes de oro realizados en Guatemala
y extraídos en Alemania.
Pasó de contrabando oro guatemalteco.
Dentro de sí.
¡Estas líneas ondulantes de picos que me rodean!
Más pálidas cuanto más lejos están.
Las últimas apenas pueden distinguirse del cielo.
Esto sabría hacerlo Peter con las acuarelas.
Pero ahora es de noche.
Ha venido Romilda
para irse enseguida diciendo que soy brava.
Ha venido Moreno. Y cinco austriacos
de Klagenfurt, Emil me ha hablado en esloveno.
Ha venido Alfonso, y me ha traído más uvas.
Ha venido Alessandro y ha intentado reparar la lámpara.
Pero no ha podido.
Luego me ha enseñado cómo se enciende el fuego.
Hemos desenchufado el calentador de agua.
Si pones demasiada leña, la chimenea se quiebra.
Si poca, no hay agua caliente.
Ahora está bien.
Lentamente me voy a acostar.
Recojo las cosas pequeñas,
hoy voy a llevarlas al otro mundo:
el ala de la mariposa nocturna con un ojo de oro en la taza de café,
el cólquico de otoño radiante en su transparencia
de hierba semi marchita,
las setas blancas en forma de labios de un podrido tronco quemado
(como si el viejo Pan besara la mano de una joven)
y al lado, en el regazo del árbol seco
en lo alto
un retoño nuevo (un castaño).
Hace unos años ardía la ladera sobre el pueblo.
¿Qué más he encontrado?
La piedra y el roble del que está hecho el suelo de la casa y un umbral grandioso.
Ahora voy a acostarme.
Pienso en Romilda. Como ha sonreído al decir:
Te leeré, luego veré qué eres…
Atención. Soy tan sólo atención, a un metro y medio de distancia del suelo.
Y ahora la atención se traslada.
También escribiré sobre ello – sobre los sueños en el pueblo de Topolovo…