De Absolución (Odpusti, 2014), de Aleš Šteger
El humor y la intriga se entretejen en esta primera novela del poeta, ensayista, editor y artífice de infinidad de proyectos literarios Aleš Šteger. En el año 2012 la ciudad de Maribor es la capital europea de la cultura y una logia de trece miembros es el pulpo que mueve los hilos de la ciudad. Adam Bely y la bella Rosa Portero van siguiendo el hilo que desmadeja esta sociedad secreta, para dar la absolución a los devotos de la logia y liberar sus almas. En medio del frenesí carnavalesco se sucede un catálogo de fantasmas que va del exceso al vicio y del vicio al refinamiento de la ironía. Absolución es una alegoría del poder y de las banalidades siniestras de nuestro tiempo, que incluso en su más sórdido periplo no deja de ser risueña.
Los que viste afuera son el equipo decisivo. Todos intelectuales. Todos gente joven y comprometida, hartos de la mierda neoliberal. ¿Oíste lo que pasa en la ciudad? Un negoción, eso es lo que pasa. La gente se muere de hambre. Vamos a terminar con esto. Somos unos cuantos. La insatisfacción es muy fuerte. En la ciudad uno de cada dos está sin trabajo. Y estos nos roban en nuestras narices. ¿Qué se piensan, que somos tontos, que somos ciegos? El equipo que viste es el hueso duro de la comisión organizadora de protestas contra esta corrupta administración municipal. El intendente Voda es en mi opinión el político más corrupto del país. Con el dinero que estaba destinado a ayuda social se construyó ese palacio del arte que está un poco más adelante. ¿Ya estuviste ahí? Una galería inutilizable con un enorme salón de bodas en el último piso, con su propio ascensor, oficina y jacuzzi sólo para el intendente. Todo por el precio de un hospital. ¿Sabés lo que significa? Ya sabés cómo se construye acá con el dinero público. Juntan los ladrillos en algún lado, después pasa el camión, pero por todas partes hay baches frente a las casas de los políticos; hop, el camión salta y se cae un ladrillo en el patio de uno, hop, el siguiente ladrillo cae en el patio de otro, y así la vamos llevando, hasta que el camión llega a destino vacío. A la mierda con esta banda, ya van a ver. Ahora es tiempo de carnaval, ya van a tener un buen carnaval.
Veo que no has cambiado nada, se sonríe Bely ante la fogosidad de Dorfler. ¡Cómo que no! Cuando nos vimos por última vez todavía era asistente, ahora ya soy decano. No es broma. Tenemos que terminar con estos cotos neoliberales. Lo peor está por venir. El gobierno de la ciudad confirmó hoy la reasignación de inversiones, unos buenos doscientos millones de euros. Esto es más que el presupuesto anual del municipio. ¿Para qué? Para la planta de tratamiento de aguas en el distrito hídrico protegido en proximidad inmediata con el centro histórico de la ciudad. Según nuestros números semejante cosa cuesta como máximo un diez por ciento del precio previsto. Ellos quieren limpiar la mierda de modo tal que las aguas negras se viertan en las napas subterráneas bajo el Calvario. Se van a meter en la montaña y como si esto fuera poco van a construir una playa de estacionamiento para el intendente bajo la montaña vecina, Pirámide, y algún edificio más para la amante del intendente. Y como la construcción en la montaña es imprevisible por la porosidad del suelo, la inversión se va a seguir encareciendo hasta que valga lo que valen todas las almas que han quedado en esta ciudad. No. Acá necesitamos una rebelión, y necesitamos cambios, y todo lo necesitamos ahora.
Qué bueno que ustedes los intelectuales de Maribor estén en semejante éxtasis activista… ¿Quiere decir que ya o más 2 x 2 x 2?
Ante estas palabras, Dorfler se sonríe con una mueca. Su rostro adquiere una expresión extraña. Rosa se da cuenta en seguida.
Was bedeutet zweimal zweimal zwei? pregunta Rosa.
Era un juego tradicional entre los jóvenes intelectuales de Maribor, aclara Bely. Hacen falta dos jugadores. Estos dos jugadores se encierran en algún lugar que se abre sólo después de dos días. La tarea de los dos jugadores es entregarse lo más rápido posible en ese lugar al estado mental de un niño de dos años. No se trata tan sólo del habla, sino también del saber, de caminar y gatear, de chuparse el dedo y lamer el piso. A su debido tiempo los participantes se relajan tanto que entran en una especie de estado de regresión, en el que, digamos, se desnudan, se miran los genitales o se chupan la baba del otro. Pelear por los juguetes y hacerse encima es moneda corriente. Para alcanzar el estado de dos años de edad está permitido absolutamente todo lo que ayude en el empeño. Una cámara graba constantemente. Para que al finalizar el juego, los jugadores puedan ver lo que ocurrió en esos dos días. En la medida en que consigan volver de ese estado de dos años de edad, claro.
Bueno, algunos todavía juegan ese juego, aunque su popularidad ha disminuido mucho. Ahora, en los tiempos de internet, está bravo. Las grabaciones han empezado a caer en las manos equivocadas y han sido la base de algunas extorsiones.Dorfler saca tabaco y papel para armar de abajo de la mesa; la llama del encendedor lame un gran trozo de hachís, pica y arma con habilidad. Dorfler lo enciende, da una pitada profunda, se lo da a Bely; éste lo tiene en la mano algún tiempo sin fumar, se lo ofrece a Dorfler de vuelta; lo intercepta el guante blanco de la mano izquierda de Rosa. Rosa inhala profundo, se lo pasa a Dorfler que la mira todo el tiempo por sobre sus lentes circulares.
***
[116-120]
En Maribor negros no son los ojos, ¡sino los cerdos! dice el hombre que está parado con Kovač.
Evidentemente todos menos Adam Bely entienden la alusión, porque ante estas palabras todo el grupo suelta la carcajada.
Hoy me lo encontré en la plaza del Castillo. Se paseaban de lo lindo, Maister y dos metros delante de él su chancho negro con correa, agrega el hombre.
¡Qué cosa! El tipo es una verdadera mascota. Algunas ciudades tienen dragones, otras leones, otras más tienen santos patronos; nuestra ciudad tiene a una abogado, y es raro con un cerdo. Por lo que a mí respecta, tendría bien ganado que lo inmortalizaran de alguna forma en el marco de la capital europea de la cultura. Tal vez habría que fabricar algún souvenir de peluche, una postal o un póster con la leyenda Das ist Maribor, dice otro del grupete.
Ríanse, pero yo pienso que Maister es un tipo comprometido política y socialmente con el arte, que ofrece a esta ciudad un espejo, dice Kovač. Para empezar, Maister es un abogado de primera con tarifas de primera. Evidentemente se movió de primera con las privatizaciones, porque es inteligente y hábil y de primera, si no, no sería hoy el propietario de tantos departamentos en el centro histórico de la ciudad. That’s a fact!
Kovač toma aire en su entusiasmo, el grupete lo observa esperando que continúe con sus reflexiones. Pero no hay continuación de sus reflexiones. Como si buscaran el hilo perdido, los ojos de Kovač vagan por el lugar en busca de la siguiente botella.
El hombre que empezó con la historia vuelve a hablar.
Yo puedo confirmarlo. Maister es un abogado de primera. A mí me llevó dos casos, y consiguió que me absolvieran en los dos, a pesar de que eran casos desesperados. Pero a la vez Maister es un fracaso como ganadero. A decir verdad, no sé en qué estará pensando para instalar en su antiguo departamento burgués cerdos jóvenes en vez de personas.
Yo lo entiendo, dice una dama de edad con un enorme prendedor sobre el escote un tanto exagerado. ¿No saben acaso qué clase de gente vive en los viejos departamentos burgueses del centro de la ciudad? Las más de las veces son esas que de una habitación hacen tres agujeros. Bajan los techos, destrozan los estucados, queman los muebles, ponen ventanas y puertas de plástico, laminan el parqué y piensan que así han conseguido hacer algo moderno de lo poco que queda en la ciudad de la cultura burguesa. Su nivel es el de los departamentos de monoblocks socialistas. Miren si no lo descuidados que están los jardines en el centro histórico de la ciudad. Yo misma vivo en la calle de los Judíos. En nuestro patio hubo una vez un primoroso jardín de flores. El vecino del departamento de abajo usa ahora el jardín para almacenar canaletas de desagüe. ¿De dónde saca todas esas canaletas? Son robadas, está claro. ¿Pero qué puedo hacer? Cuando llueve, resuena tanto en la chapa que tuve que cambiar el dormitorio al otro lado del departamento, aunque ya no oigo muy bien. Y mientras tanto el montón en el jardín crece sin cesar. Ahora ya está tan alto que llegó hasta las macetas de flores de mi departamento en el segundo piso. Un poco más y las chapas viejas van a asomar por mi ventana. A veces se juntan abajo mendigos que asan animalitos en brochetas. No sé si son gatos o ratas. Una vez los denuncié a la policía, pero los policías me dijeron que no me preocupara, que en Perú también comen cuises. También me dijeron que hasta ahora la lucha contra el hambre no es delito y que debería darme vergüenza mi falta de sentido de la solidaridad. ¡Sentido de la solidaridad! ¿Oyeron eso? ¡Qué lo parió!
Yo les digo que Maister no sólo es un abogado top y uno de los hombres más ricos de Maribor, el tipo es un gran artista.
¿Quién más instalaría en sus treinta y pico de departamentos chanchos en lugar de gente? ¿Y quién, ante las protestas de los vecinos porque los chanchos hacen mucho ruido y huelen mal, se defendería con contratos de locación certificados ante escribano, en los que aparecen chanchos analfabetos como contraparte contractual legal, cada uno con nombre y apellido? ¡Yo les digo que lo que hace Maister es la mayor performance en la historia de esta ciudad! Se une a la conversación nuevamente Pavel Don Kovač. No sé de qué performance me está hablando, pero el hecho es que al fin y al cabo tuvo que sacar los chanchos, le espeta a Kovač la dama del enorme prendedor, que en ese momento se le da vuelta por el peso y cuelga con la aguja del broche hacia fuera.
¿Quién dijo que fue así? Tuvo una inspección sanitaria pero no pudieron hacer nada. Conocía tantos baches en la legislación que podían haber pasado por ellos camiones llenos de piernas de chancho durante décadas. Los chanchos gruñían, mascaban el viejo empapelado de las paredes y patinaban con sus pezuñas por el parqué, de modo que los departamentos pronto quedaron como un chiquero; sólo los techos seguían siendo elegantes. Después los chanchos empezaron a desaparecer de los departamentos. En mi opinión los vecinos se organizaron o contrataron a alguien. Los robos se sucedieron y al final le quedó sólo una chancha solitaria.
A ella nadie se atrevió a tocarla, agregó la mujer con el lápiz labial un poco corrido y unas gotas de sudor por la frente arrugada, y se acomodó el enorme prendedor.
¡Porque es negra! gritó el hombre.
***
[137-143]
El cementerio de Pobrežje está ubicado en las afueras de Maribor. En relación con el tamaño de la ciudad es desproporcionadamente grande. El portal de entrada conduce al edificio principal del cementerio por un largo camino empedrado ladeado por filas de árboles. En el edificio, además de una florería, un pequeño negocio y salas mortuorias, está la oficina de administración del cementerio.
El cementerio es como Wagner. Sólo en Wagner se encuentra la obra de arte total, en la que se encarnan todas las formas del arte en una unidad indivisible. Desde la música hasta la literatura, la escultura y el teatro. Sólo en Wagner y en los cementerios. La mejor prueba está en la gente. La experiencia catártica de la obra de arte total es una de las principales razones por las cuales vienen tan seguido aquí.
Rosa Portero comprueba si el grabador está funcionando. Entre tanto Magda Ornik, directora de la Compañía Funeraria Maribor, se alisa la falda corta y le sonríe a Bely. Se oye música de fondo, música clásica.
¡Lohengrin! Yo misma elijo la música que se escucha en el cementerio, de acuerdo con el clima, el color de las copas de los árboles y las celebraciones. Si les molesta, también puedo pedir que la apaguen.
Bely niega con la cabeza. No hace falta.
Si necesitan fotografías para la entrevista, les puedo enviar algunas, o les doy el link del sitio de internet, dice Magda Ornik.
La entrevista es para la radio, gracias, no hace falta, dice Bely.
Ya lo sé, pero a veces también en las radios quieren fotografías, para poner en la web. Como sabrán, en este mundo virtual las imágenes visuales son cada vez más importantes. Lo que sin duda está mal. Todos sabemos que lo importante es la espiritualidad, no lo material, pero no podemos ir contra el desarrollo tecnológico. ¿Saben que nuestro cementerio fue elegido como uno de los más prolijos de toda la Unión Europea? Y no sólo por su magnífica arquitectura paisajista, por sus arreglos florales y su relación profesional con los clientes, sino sobre todo por nuestra amplia y excelente oferta de servicios. Aquí es posible instalar en cada parcela una pequeña y discreta videocámara a través de la cual los deudos pueden ver la tumba de sus familiares online en todo momento. El servicio se llama “Presenciemos el descanso”. Sin duda es todo un desafío para nuestros jardineros, que tienen que mantener impecables todas las tumbas en todo momento. Y claro, el servicio no es gratuito, pero estamos convencidos de que tiene un valor agregado para la tranquilidad espiritual de nuestros clientes. También tenemos otro servicio innovador: un parlante con la grabación de la voz del fallecido. Sin embargo, hemos suspendido este servicio, porque hubo demasiadas quejas por los ruidos, en especial en las fiestas y en el cementerio de animales. Ahí el servicio era muy popular entre los amantes de los perros, pero la reproducción de los ladridos molestaba demasiado a los propietarios de gatos, que tienen a sus adoradas mascotas enterradas inmediatamente a continuación de las tumbas de los perros. Quizá digan que hemos llevado las cosas demasiado lejos, pero hoy la tecnología nos ayuda cada vez más a determinar el lugar en que cada uno está enterrado. Mientras haya un lugar donde los deudos estemos convencidos de que nuestros queridos familiares son bien cuidados, estamos tranquilos con la pérdida. De algún modo es la paradoja de toda pérdida, ¿no les parece? Se recuerda al fallecido en tanto tenga una tumba. Tan pronto como no hay tumba, tampoco hay más muerto ni muerte. Magda Ornik bebe un sorbo de su té de manzanilla y se queda pensando en lo que acaba de decir.
Antes de tener este empleo no pensaba mucho en nuestros lazos con los muertos. Ahora entiendo cada día más a la gente que, por ejemplo, elige nuestro servicio de cremación condensada y de ese modo se une todavía más con sus familiares fallecidos.
¿Cremación condensada? pregunta Bely.
¿No conocen el servicio? le contesta Magda Ornik y por debajo de sus largas pestañas le echa una mirada seductora a Bely. Se trata de un proceso especial a través del cual, después de la cremación, toda o al menos una parte de las cenizas se compactan y procesan en una piedra de grafito. Los deudos las usan en general como dijes colgantes alrededor del cuello. Algunos la engarzan en un anillo o en un prendedor. En suma, bajo la forma de una piedra decorativa de alto valor estético se conserva el lazo más inmediato con el difunto.
¿O sea que la gente lleva puestos a sus antepasados de adorno?
Así es. Muchas mujeres de Maribor andan con sus padres o abuelos alrededor del cuello. Y es más frecuente que se decidan por combinar a los padres con sus mascotas fallecidas.En el último tiempo es especialmente buscado el, por así decirlo, souvenir de la familia extendida, en el que las nueras engarzan como piedra central a su difunta suegra, alrededor de la cual ponen después al resto de los miembros de la familia. La casa ofrece también un joyero experto en este tipo de bijouterie. Hoy las piedras de Swarovski las llevan las adolescentes; las mujeres adultas llevan a sus antepasados.
Magda Ornik cambia de asiento; sus largas piernas, el arreglo floral que inunda el cuarto de fragancia a magnolias y flores silvestres secas, fotografías en la pared, donde está Ornik junto al presidente de la nación, el presidente de la Unión Europea, el primer ministro, el intendente y un personaje de la farándula de Maribor.
¿Pero entonces los antepasados que la gente lleva colgados del cuello no tienen tumba? ¿Tienen al menos un cenotafio?
Tienen, sí, sin duda. Sólo que allí no están enterrados sus restos mortales, son tan sólo recordatorios.
Bely se inclina hacia Rosa para traducirle la última respuesta de Ornik. Justo entonces se le ve un momento tras la oreja izquierda una larga herida que llega hasta el cuello del pulóver de Rosa. Bely se queda mirando. Ornik percibe el cambio en el rostro de Bely.
¿Está todo en orden?
Sí, sí, claro, murmura Bely. ¿En qué nos quedamos? Por supuesto, en la memoria de los antepasados. Su cementerio es también conocido porque está ubicado parcialmente en la trinchera antitanques de la Segunda Guerra Mundial. Las investigaciones hasta la fecha indican que en la trinchera hay por lo menos 15 mil, o según otras mediciones hasta 50 mil personas, muy probablemente soldados de la ex Yugoslavia. Se trata de personas que fueron asesinadas en forma encubierta al final de la guerra por los comunistas. De algún modo este cementerio yace sobre otro cementerio, de los no identificados, NN.
Mire, señor Bely, tendríamos que preguntarnos qué es la memoria. La memoria es sólo lo palpable. Los objetos son la memoria. Las casas son la memoria. Las lápidas son la memoria. Todo lo que llevamos puesto son tan sólo nuestros deseos y frustraciones, nuestra psiquis, no la memoria. Cuando sacamos una placa recordatoria, no hay más memoria. Y si nunca hubo una placa, no hay nada que sacar o borrar. ¿Por qué no dejar que los muertos estén muertos? ¿Para qué envenenar a las nuevas generaciones con preguntas sobre sucesos que ocurrieron hace más de medio siglo?
¿Y los huesos de los muertos? ¿Son también palpables? Dejemos que el polvo vaya al polvo, señor Bely, ¿Para qué desenterrar lo que está enterrado? Todos sabemos que preguntarse por las matanzas de posguerra divide a nuestra sociedad en dos hasta hoy. Todos los políticos, de izquierda y de derecha, saca partido con estas preguntas irresueltas, saca partido de que se sigan descubriendo nuevas fosas y se vuelvan a destapar fantasmas y odios. Si me lo pregunta…
Magda Ornik se inclina y apaga el grabador.
Off the record, por favor. Si me lo pregunta, sería mejor pasarle el arado a todos los cementerios cada quince o veinte años, y estaríamos en paz. La gente se acuerda porque va a los cementerios regularmente. Habría que acotar esto, o directamente prohibirlo. Hay dos puntos de vista posibles. Primero: toda nuestra nación es un gran cementerio. Todos sabemos que dondequiera que enterremos la pala nos topamos con una tumba o incluso una fosa común. Los romanos, la Edad Media, las invasiones turcas, la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial, las matanzas de posguerra. Eslovenia está en una encrucijada. Aquí todo se conecta y se mezcla y cada época deja sus muertos en el camino. Desde esta perspectiva la única diferencia entre un prado común y corriente y nuestro cementerio está en la conciencia de la gente y en que en uno las tumbas no están marcadas y en el otro sí.
En nuestro cementerio usted sabe siempre que está caminando entre tumbas, mientras que nos olvidamos de que plantamos el trigo entre tumbas, plantamos flores y verduras entre tumbas, construimos casas en las tumbas. No queremos admitir que los muertos son abono para las generaciones futuras. Este es el primer punto de vista, quizá un poco morboso. El segundo punto de vista es optimista. Se basa en la vida, en lo que está vivo aquí y ahora. No sé cómo es para usted, señor Bely. Yo estoy feliz de estar viva, de poder levantarme cada día, venir a mi excelente trabajo, ayudar a la gente a tomar con calma sus pérdida con un servicio de gran calidad. Estoy feliz de poder moverme libremente, plantar, trabajar la tierra, poder respirar, saltar. Vivo alegre como un pajarito, la vida es el mayor regalo.
¿Como un pajarito?
Bueno, tal vez la comparación no es la más afortunada, pero usted me entiende. No somos mejores que los animales, más bien todo lo contrario. Rosa Portero hace una mueca áspera y furtiva, se inclina y vuelve a encender el grabador. Ornik la mira con desprecio.
¿Entonces usted entiende esloveno? le pregunta Ornik a Rosa Portero.
Rosa levanta los hombros.
Mientras tanto Bely saca la pluma fuente de su saco. Empieza a moverla al ritmo de Lohengrin.