Poemas de La exubernacia, de Alja Adam

El libro de poesía La exuberancia (2003), con un lenguaje atrevido, habla del erotismo, que se considera la principal fuerza vital. Por qué mencionar a Aquiles (2008), en lugar de los previsibles conflictos entre géneros, tematiza los recuerdos de la niñez y las preguntas existenciales que reflejan un punto de vista destacadamente femenino y que cambia en su perspectiva la edad del sujeto lírico. Su tercer libro de poesía, Mucho tiempo hemos esperado la lluvia (2015), está marcado por el típico erotismo y la sensualidad, pero también por la experiencia de la maternidad, a través de la cual verbaliza las características de la vida cotidiana y abarca temas tan distintos como son la falta de trabajo y los conflictos bélicos en el mundo.

La chakra laríngea

Primero hablamos de las cosas bellas.

sobre la garza que al inicio del diciembre sobrevolaba la ciudad

justo cuando debajo habían encendido por primera vez las luces festivas.

y sobre la luz dorada que durante la meditación corre por las chacras abiertas.

luego sobre la ansiedad cuando un hombre y una mujer que conocemos

intercambian las últimas palabras en una habitación del hospital.

como su cuerpo está conectado a los dispositivos que glogotean

les parece que se encuentran muy hundidos en el agua:

la sensación de flotar les saca de quicio cuando procuran agarrarse al borde

de la cama.

después dejamos de escucharnos uno al otro

como si la bombilla de la atención se acabase de repente y

nadie tuviese ganas de cambiarla.

seguimos el paseo en silencio.

Día de San Valentín

Mi tripa crece igual de rápido que cambian

los escaparates de las tiendas.

la conversación con otra embarazada se parece al andar

por los túneles de neón en los supermercados:

el aire se queda en la superficie y no puedes respirarlo,

las piernas pesan, el irritante dolor baja por

los muslos hacia abajo y la salida está cada vez más lejos,

perdida entre los indicadores, las letras desordenadas

y la gente que vaga por allí como si estuviera drogada.

Preferiría comer tortillas con Jana y hablar sobre sueños eróticos.

Cambio de posición en la silla, siento el peso de la tripa

en su rostro solo hay preocupación, el gris se asienta sobre los hombros de las casas.

Y luego un griterío histérico: “¡de veras quiero ser una buena mamá!”

La humedad que se extiende por la calle, las gotas como agujas

se resbalan entre los dedos.

Traducción de Barbara Pregelj